Preparación
A una entrevista se ha de acudir siempre con una buena preparación. Es imprescindible acudir con un equipo de grabación fácil de usar que conozcamos bien.
La preparación también incluye conocer la vida del personaje a entrevistar, de modo que a lo largo de las distintas preguntas, preparadas de antemano, podemos tener la libertad de improvisar, e incluir nuevas preguntas que puedan suscitar un mayor interés.
Comportamiento amistoso
La entrevista debe discurrir siempre bajo una atmósfera amistosa en la que el entrevistado se sienta a gusto para que pueda explicarse lo mejor posible. Una entrevista no puede comenzar de manera brusca con preguntas incómodas. Es mejor tomarse un tiempo para la presentación, hablar sobre la propia entrevista, preguntar por los intereses personales… Y ya después comenzar, previo aviso con la primera pregunta. Es conveniente preguntar al entrevistado si está listo para empezar.
Localización
Resulta muy importante elegir el lugar adecuado para llevar a cabo la entrevista. Ten en cuenta los sonidos externos que en principio no resultan molestos como relojes o mascotas… Al principio de la entrevista pueden no hace ruido, pero en cualquier momento pueden comenzar a distraer y afectar la calidad de la entrevista y de la grabación.
Inicio
El inicio de la entrevista siempre debe realizarse con preguntas simples, sencillas y que sepamos que el entrevistador no va a tener ningún problema en responder. A estas primeras preguntas agradables se la suele denominar como “preguntas mamporreras” debido a que allanan el camino. Se trata de crear una atmósfera tranquilizadora que haga sentir cómodo al personaje.
Técnica del silencio
No tengas prisa.
Una buena entrevista es aquella en la que el entrevistador se toma su tiempo entre pregunta y pregunta dejando al entrevistado que responda sin límites ni presiones de ningún tipo. No se debe sentir ansiedad por culpa del silencio. Los silencios nos ayudan, hacen mejor la entrevista.
Lenguaje claro
A lo largo de la entrevista se ha de utilizar un lenguaje claro para que el entrevistado puede comprender de manera simple y llana las distintas cuestiones así como más adelante quien lea o escuche esa entrevista.
Conviene que la pregunta sea lo más breve posible, sin entrar en argumentos personales que puedan distorsionar la respuesta.
Preguntas abiertas
Las preguntas deben permitir cierta libertad al interlocutor para contestar de manera diversa, sin caer en las posibles respuestas de “si” o “no”.
Escucha y atención
Muchos entrevistadores cometen el error de no escuchar las respuestas. Están demasiado preocupados por no equivocarse al realizar sus preguntas, y olvidan por completo escuchar al entrevistado, que puede sentirme incómodo o pensar que sus respuestas no son interesantes.
Por lo tanto resulta muy efectivo tratar de escuchar las respuestas, y posteriormente introducir preguntas de seguimiento tales como “¿qué pasó después?” O “¿cómo te sientes al respecto?”. De esta manera se crea una mejor sensación de entendimiento y un mayor lazo de unión entre las personas que llevan a cabo la entrevista.
Final
Al llegar al final de la entrevista, no tengas prisa ni intentes colocar "con calzador" el resto de preguntas que han quedado sin respuesta. Es más aconsejable haberse preparado con antelación una pregunta de cierre, o pedir al entrevistado si hay algo que quiera decir, o algo que quiera aclarar.
Se termina agradeciendo la generosidad por permitir la entrevista así como el valioso tiempo que nos ha concedido nuestro entrevistado.
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